Día 20 de Cuaresma: Romanos 2:1-11

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Paul simplemente no tiene por costumbre dejarme escapar del apuro… En cualquier momento en que juzgas a otro, te estás condenando a ti mismo, porque tú que juzgas haces lo mismo. (v.1). Me gustarían mucho más estos versículos si él hubiera mantenido su pluma alejada de la página.

Pero Pablo quiere que encontremos al Dios que viene a nosotros en Jesús. Por eso, nos pide, cuatro versículos después, que recordemos que la bondad de Dios tiene como objetivo llevarte al arrepentimiento (v. 4) La Cuaresma es un tiempo diseñado para ayudarnos a caminar en arrepentimiento.

El arrepentimiento no es un paseo fácil por el parque. Requiere honestidad del almaEl arrepentimiento nos invita a una profunda reflexión sobre nosotros mismos, en lugar de una superficial mirada a los demás. No se trata de un arrepentimiento como humillación aplastante, sino como una apertura del corazón, sin egoísmo, al amor divino. Es reconocer que el Dios que nos llama al arrepentimiento viene a nosotros en Jesucristo con perdón y renovación.

Quizás durante esta Cuaresma te sientas desanimado. Quizás te digas: «He hecho ejercicio tras ejercicio, pero me despierto cada día con el mismo hábito de juzgar. ¿Cómo puedo salir de esta situación?». Pablo nos dice en el versículo siete que hay un camino… es el camino de la perseverancia: una perseverancia anclada en la bondad de Dios que viene a nosotros en Jesús. Él nos guía al arrepentimiento, no para aplastarnos, sino para transformarnos. Es el arrepentimiento como disciplina espiritual, cimentado en la gracia y no en el juicio. Es un arrepentimiento ligado al carácter de Dios en Cristo.

Si nuestro arrepentimiento carece de esta conexión esencial con la gracia de Dios, degenerará en autodesprecio, un espíritu crítico y carecerá de la conexión para brindar gracia en medio de nuestras luchas diarias. Pablo comprendió la necesidad y la realidad de esta conexión; nuestro arrepentimiento, desprovisto del Espíritu de Jesús, es simplemente un ejercicio inútil. Pero el arrepentimiento arraigado en la gracia de Dios en Cristo es vivificante. Es el arrepentimiento como la apertura del corazón, sin egoísmo, al amor divino.

Este es el espíritu del arrepentimiento cuaresmal. Que nos encontremos arraigados en el profundo amor de Dios, quien no hace favoritismos (v. 11).


Autor: David Brown

Otras lecturas de Cuaresma para hoy:

  • Salmo 39
  • Jeremías 11:1-17

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