El Lugar Santísimo
En el libro del Éxodo, leemos la orden de Dios a Moisés para que estableciera el Tabernáculo. Se le indicó a Moisés qué habría con el Arca detrás de la cortina en el Lugar Santísimo, junto con cada sección designada del Tabernáculo, desde el Lugar Santísimo hasta el atrio. Finalmente, Dios ordenó que Aarón y sus hijos fueran ungidos con aceite, ya que eran los sacerdotes designados.
Cuando Jesús vino a cumplir la ley y convertirse en el sacrificio final, también vino como el Gran Sumo Sacerdote. Él también fue ungido por María, quien rompió su vaso de alabastro, derramó el aceite sobre él y lo secó con sus cabellos. Me parece una hermosa comparación: Jesús como el cumplimiento de lo que Dios ordenó inicialmente.
Podemos olvidar fácilmente el precio que pagamos por acceder al Lugar Santísimo, una audiencia directa con Dios. Dios no escucha a unos pocos elegidos, respondiendo a la élite de los santos. Al ser invitados al Lugar Santísimo, Dios nos escucha cuando oramos, ¡a cada uno de nosotros! Como dice el salmista en el capítulo 20: «Que el Señor te responda. Que el Señor te proteja. Que Él te envíe ayuda». Estas son declaraciones de bendición que Dios desea para nosotros.
Estás invitado a ir a Dios en el Lugar Santísimo. «En tiempos de angustia, que el Señor responda a tu clamor». ¿Cuál es el clamor de tu corazón?
Autor: kim davis
Otras lecturas de Cuaresma para hoy:
- Hebreos 10:19-25