33 Mientras desataban el pollino, sus dueños les preguntaron: «¿Por qué desatan el pollino?»
34 Ellos respondieron: “El Señor lo necesita”.
35 Y se lo trajeron a Jesús, echaron sus mantos sobre el pollino y subieron a Jesús encima. 36 A medida que él iba avanzando, la gente extendía sus mantos en el camino.
37 Cuando llegó cerca del lugar donde baja el camino del Monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, con alegría, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto.
38 «¡Bendito el Rey que viene en el nombre del Señor!»[a]
“¡Paz en el cielo y gloria en las alturas!”
39 Algunos fariseos que estaban entre la multitud le dijeron a Jesús: «Maestro, reprende a tus discípulos».
40 “Les digo”, respondió, “si ellos callan, las piedras clamarán”.
¿No te encanta una entrada triunfal? Llena de pompa y solemnidad, una entrada triunfal siempre anuncia que algo importante está a punto de suceder. Sin importar el lugar o el motivo de la reunión, una buena entrada marca la diferencia. La novia está a punto de entrar, el ministro pide a todos que se pongan de pie mientras toca el coro nupcial, y se despliega una hermosa escena mientras el novio espera a que la procesión llegue hasta él.
Es domingo del Super Bowl y se anuncian los equipos. Llamas, humo, fuegos artificiales y una afición entusiasta estallan mientras los jugadores entran corriendo al campo. Los graduados esperan con ansias el momento de la ceremonia para poder marchar victorioso hacia salas llenas de familiares y amigos. Al ser llamados por sus nombres, con emoción y una sensación de logro, caminan por el escenario recibiendo el diploma que significa la culminación de esta etapa de la vida.
Las grandes entradas marcan momentos significativos.
La entrada de Jesús en Jerusalén también marcó un momento significativo. Se suponía que esto lo cambiaría todo, y la promesa de restitución flotaba en el aire. Las multitudes esperaban que Israel fuera restaurado y que la prominencia que una vez experimentaron a través del rey David a nivel internacional volviera a ser una realidad para ellos. Esto se evidencia en su declaración de Jesús como rey: "¡Bendito el rey que viene en el nombre del Señor!". Pero ¿es esta la razón de la gran entrada de Jesús? ¿Podría haber otra razón por la que llegó como lo hizo y en el momento en que lo hizo?
Este es el problema que enfrentamos cada año al acercarnos al Domingo de Ramos. La entrada solemne de Jesús es magnífica y nos emociona como sus seguidores actuales. Aceptamos el matiz cultural de ondear ramas de palma, el desfile de niños alrededor del santuario para guiarnos en nuestra exuberante celebración y el canto de hosanna. Pero ¿realmente comprendemos la importancia de esta entrada en nuestro propio contexto cultural? ¿O preferimos la representación artística de rostros sonrientes, colores brillantes y filas ordenadas de curiosos a lo largo del recorrido del desfile?
Este Domingo de Ramos, recuerda que esta gran entrada marcó algo inesperado y quizás aún lo sea para nosotros hoy. ¿Qué gesto inesperado de Dios has experimentado últimamente? ¿Puedes percibirlo?
Autor: Juan Prichard
Otras lecturas de Cuaresma para hoy:
- Salmo 118:1-2, 19-29